Crea un atajo que establezca tres temporizadores con nombres claros: pasta, salsa, horno. Pide al asistente que te avise con diferentes tonos y que lea un paso de la receta cuando finalice cada uno. Si te atrasas, solicita sumar minutos sin tocar el teléfono. Con práctica, tus manos permanecen libres mientras la coordinación del tiempo se vuelve precisa, reduciendo estrés y platos demasiado cocidos o aún crudos.
Mientras cocinas, dicta ingredientes faltantes y asigna categorías como frescos, despensa o limpieza. El atajo puede sincronizar con tu app preferida y compartir la lista con la familia. Incluso puedes incluir recordatorios por proximidad: si pasas cerca del mercado, recibirás un aviso. El resultado es una despensa mejor planificada, menos desperdicio y comidas que salen completas sin ese ingrediente crucial olvidado al último momento.
Con una frase, enciende luces más brillantes, pon música rítmica, haz que la aspiradora robot limpie debajo de la mesa y pide un resumen de tareas pendientes de diez minutos. Al terminar, baja la iluminación y define un recordatorio para lavar paños. Este pequeño ritual, repetido, mantiene la cocina agradable y lista para la próxima receta, sin batallas épicas el fin de semana ni discusiones sobre quién debía recoger migas.